Descripción del curso

Muchos hombres de circo han perdido la naturaleza esencial del clown. Esta esencia tal como la ofrecen los mejores clown tradicionales, se encuentra dentro de la debilidad fundamental del ser humano, en las particularidades que en un cierto sentido hace de cada uno de nosotros un fracaso. Para encontrar su clown hay que buscar nuestras debilidades esenciales, reconocerlas experimentarlas, mostrarlas y burlarse públicamente de ellas e, incidentalmente, hacer reír a otro.
Jacques Lecoq

La búsqueda del Clown Perdido.
En el taller intensivo de clown se intentará superar el miedo al ridículo, el miedo al no saber, y así descubrir el propio clown. EI clown es esa parte de cada uno, que hace reír y emocionar a los demás. Para conseguir este objetivo, es necesario abandonarse, auténtica y generosamente.

Querer hacer reír a una audiencia, esperar con júbilo su reacción, y tomar conciencia de que nadie se ríe. Ahí está el ridículo! Una buena experiencia para nuestra dignidad, un verdadero y molesto sentimiento. Ignorarlo, esconderlo, no servirá de nada, es evidente, y es una de las primeras experiencias para quien quiere hacer reír. El clown sin saber, sin comprender, cree en todo e intenta hacer todo bien, de un modo tan extremadamente positivo, que queda fuera de la sociedad. Un antihéroe que reencuentra la inocencia, la simplicidad, y una conciencia madura de la infancia. El curso de clown permite reencontrar esta esencia y ante todo divertirse.

El actor Clown

El clown trabaja con la materia prima que alimenta la actuación: libertad de juego, imaginación en el cuerpo y poesía. Es un actor instrumental que, conociendo sus posibilidades, opera sobre la escena con su propio universo, percibiendo la esencia de los personajes que interpreta. Así Shakespeare, Moliere, Chejov, Beckett…, serán enriquecidos gracias a la irreverente falta de solemnidad del clown.

Puntos de trabajo

  • Búsqueda del traje
  • La proyección, impulso físico y psíquico
  • Miedo al vacío – Vulnerabilidad – Estados y pasiones
  • Positividad extrema
  • Calma y complicidad
  • Transposición poética
  • Necesidad trágica del clown
  • La práctica de la improvisación constante

Hay varias categorías de personas a las que no se les recomienda el ingreso a este curso, entre ellas: a los enfermos de solemnidad, a los serios patológicos, a los vanidosos poseedores de toda sabiduría del mundo, a los adultos recalcitrantes, a los amargos críticos, y a los hipercríticos abrumados por el peso de su inteligencia. Si alguna de estas personas llega al curso de clown, es probable que se sentirá, o muy incómodo, o muy a gusto, ya que nos destartalaremos de risa con ellos. Por eso, para disfrutar del curso es necesario armarse de una gran dosis de profunda tontería, de recuperar la espontaneidad, de ser capaz de liberarse de las cicatrices de la madurez. La cuestión es clasificar menos y disfrutar más.

Gabriel Chamé Buendia